Mi abuelo, hijo de campesinos en una Mallorca pobre de principios del siglo pasado, emigró a Normandía (Francia) a los 13 años y compró esta finca para su Madre. Aquí se retiró él para vivir sus últimos años, sembró naranjos, limoneros y vides, y construyó un sistema muy ingenioso de riego por gravedad con acequias y un viñedo aéreo en pérgola o parral para elaborar su propio vino.
El 17 de julio de 2015 el huerto fue destruido por un incendio, entonces con mi mujer y mis tres hijos, para satisfacción de nuestra madre/abuela Nenette, que aunque falleció el año 2019 pudo disfrutar de la regeneración, emprendimos la reconstrucción del huerto y reformamos completamente la casa, añadiendo una estupenda piscina. Para el retorno de parte de la inversión y para poder hacer sostenible la agricultura de los frutales y hortalizas dedicamos la finca al alquiler vacacional.
Ha sido un trabajo duro pero muy gratificante, por todo ello queremos participar a nuestros huéspedes esta filosofía de regenerar el huerto poniendo una piedra en el Tótem-Pole, o ciprés quemado, que recuerda el incendio que lo cambió todo.