La casa está ubicada a menos de 5 minutos del centro y te sientes como estar en un entorno rural. Muy bien equipada y Armand, el dueño, esta en todos los detalles. No falta nada, es más, me sorprendió que tenía hasta café, azúcar , lavavajillas y hasta detergente para la lavadora. También nos encontramos con flores naturales en el florero de la mesa y caramelos. Las vistas son inmejorables. Se ve el castillo y hasta el pirineo nevado de fondo . La cama de matrimonio es cómoda. Lo único que recomendaría es poner mas almohadas porque me parecieron escasas y poco firmes. Si bien la casa tiene moqueta en casi todos lados, está muy limpia y no me dio alergia para nada. Armand es una persona muy agradable y trata de entenderse en castellano. Seguramente repetiremos.