La casa es muy grande, de dos pisos, con un agradable patio en donde nos refrescábamos al caer la tarde, después de las visitas del día. Está muy bien equipada con todo tipo de menaje y mobiliario en las dos plantas, y artísticamente decorada (las sillas del comedor son preciosas, con sus relieves coloreados en el respaldo). Cuenta también con una buena biblioteca que hará las delicias de los aficionados taurinos. También tiene algunos libros en francés, ideal para los que nos defendemos leyendo en este idioma.
Hemos de destacar también la simpatía y buen hacer de Antonia, la encargada, que procuró que no nos faltara de nada y nos proporcionó el desayuno para el primer día (llegamos en domingo y no habíamos podido comprar nada), además de una buena botella de manzanilla, con la que nos introducimos en la cultura de los vinos del Marco de Jerez.
La mansión está muy cerca del centro pero alejada del barullo, y Sanlucar está estratégicamente situada para visitar la zona comprendida entre Doñana, Cádiz, Jerez y Arcos.
En fin, es una casa tradicional que nos ayuda a comprender cómo se vivía antaño en la zona, pero sin renunciar a las comodidades modernas con las que se ha dotado a la casa después de su reforma.
Por todo ello, la recomendamos vivamente a todos aquellos que quieran disfrutar no solamente del viaje sino de los momentos de reposo que todo viaje debería tener.