Tras un complicado año, aquí encontramos el remanso de paz que buscábamos. Tanto la villa como la ubicación es perfecta y en ella encontramos la paz, relajamiento e intimidad que tanto necesitábamos.
Villa muy bien ubicada, con buenas vistas, tranquila, sin ruidos ni de coches ni de vecinos. Todo estaba decorado con buen gusto, muy limpio, ordenado y con todo lo necesario para disfrutar de una estancia sin preocupaciones.
El patio junto con su enorme piscina, un auténtico lujo, lleno de plantas y bonitas flores...Un auténtico placer el desayunar allí escuchando a los pájaros y, si madrugas un poco, también poder disfrutar de los coloridos amaneceres que puedes ver tanto de la habitación como desde la entrada de la casa.
Y que decir de Michael, el propietario, perfecto. Muy educado, atento , amable, discreto y siempre dispuesto en ayudarte en caso de necesidad. Una muy buena persona, y el amigo que a todos nos gustaría tener.
En resumen, que si la vida nos lo permite, sin dudarlo regresaremos el año que viene.
Gracias por todo.