Muy cómodo, amplio y limpio; en una calle tranquila. El tráfico sobre los adoquines puede ser tremendamente ruidoso, pero las puertas de los balcones tienen buen aislamiento acústico.
Además del famoso tranvía 28 (inabordable a ciertas horas) hay paradas cercanas de dos o tres líneas de autobuses que resutan más comodas; una de ellas te lleva (o trae) de la estación de Santa Apolonia en cinco minutos.
A cinco minutos a pie hay un excelente supermercado en el que puedes comprar de todo, incluso comida lista para consumir y un espacio para ello.
Si traes coche puedes dejarlo en un aparcamiento a la vuelta de la esquina.
Repetiría, si se da la ocasión.