La Venta del Celemín es un lugar especial. Para algunos, es la casa del ermitaño, el mismo que recibió a Don Quijote y Sancho Panza tras la aventura de la cueva de Montesinos, tal y como viene relatado en el capítulo XXIV de la segunda parte de la novela:
«Junto con la ermita tiene una casa, que él ha labrado a su costa; pero con todo, aunque chica, es capaz de recibir huéspedes».
Según otras fuentes, se trata de la venta en la que transcurre la aventura del retablo de Maese Pedro. Además de las evocaciones literarias, la Venta del Celemín es una preciosa y antigua edificación manchega, que cuenta con todas las características arquitectónicas del estilo regional, y en la que el inmaculado fondo blanco de la cal de sus muros se combina con el luminoso azul añil manchego.
La casa ha sido cuidadosamente restaurada para preservar todos aquellos elementos antiguos que afirman su personalidad. Sus techos de vigas de madera de sabina acogen un mobiliario y una decoración de fondo quijotesco que quiere reafirmar el carácter único a la hora de disfrutar de la estancia en la casa.
La Venta del Celemín dispone de 8 dormitorios, distribuidos en tres inmuebles (con 4, 3 y 1 dormitorio, respectivamente), que se pueden alquilar conjuntamente o de manera separada.