Otoño en Estados Unidos

Otoño en Estados Unidos

Llega el otoño y si hay un destino donde esa estación se vive de una forma especial es sin duda Estados Unidos. Especialmente en la costa este del país donde la opción de hacer una ruta turística siguiendo los colores del otoño y la llamada caída de la hoja (el conocido fall foliage) es una experiencia ya habitual en la agenda de muchos viajeros. En esta época del año los parques, bosques y jardines que decoran los distintos estados ofrecen una sinfonía de colores tan, tan especial, que su simple contemplación cautiva a aventureros ávidos de captar belleza.

otono estados unidos - USA in the Autumn otono

Las opciones son muchas, infinitas. Y siempre hay una propuesta para cada viajero que varía según el tiempo disponible, sus intereses deportivos (hay rutas para senderistas, para ciclistas…), o incluso artísticos. No es extraño ver a personas que viajan con el caballete en la mano dispuestas a afrontar el reto de plasmar todos esos colores en un lienzo.

Entre todas las opciones, quizá una de las alternativas más populares sea el recorrido que nace en Maine, sigue por New Hampshire, se introduce en el estado de Vermont , y continúa hasta Massachusetts, Connecticut (estado seleccionado por la revista Yankee como el mejor destino de Estados Unidos para disfrutar de los colores del otoño). Mi consejo es seguir por esas carreteras disfrutando del leaf-peeping (el simple placer de contemplar los colores de la naturaleza) hasta los estados de Nueva York, Pensilvania o Virginia, donde dominan los árboles de hoja caduca como los arces, abedules y hayas, y donde siempre asoma una estampa otoñal que hechiza.

La mejor forma de hacer este viaje cromático es en coche y muy importante, sin prisa. Con tiempo para disfrutar de los contrastes rojos, amarillos, naranjas, ocres, marrones y verdes, morados, grises… Y cada uno con mil gamas distintas. Y eso sí, mejor preparados con un buen calzado que nos permita hacer paradas para caminar de vez en cuanto sobre una alfombra de hojas secas. Y hacer senderismo por esos caminos panorámicos, especialmente diseñados para disfrutar del contacto más directo con la naturaleza. Y con puntos señalizados, miradores, donde los matices casi se multiplican. Ah, y muy importante: no olvides la cámara de fotos. Las composiciones que salen al paso, esos fall colors (colores otoñales) son ante todo fotogénicos y su captación es uno de los mejores trofeos. Pura poesía visual.

Stock image - Car roadtrip in landscape - El Cotillo - Photo by Eddy Billard

Eso sí, prohibido improvisar. No es necesario. Esta afición está ya tan extendida que los estados, sabedores de la cantidad de gente que viaja para disfrutar de estos colores, diseñan todos los años recorridos específicos e incluso mapas detallados donde se explica exactamente el tono de la hoja en cada punto de interés, y en tiempo real. Y se dan todos los detalles sobre la intensidad y evolución de los colores. Por tanto, conviene estar pendientes de esas publicaciones (cada estado tiene la suya) pues no olvidemos que este es un espectáculo efímero. Antes de lanzarse en busca de los llamados fall colors, es mejor tener claro el momento del viaje y el recorrido, para evitar decepciones. También es aconsejable no relajarse. Es esta una afición con fecha de caducidad. Pasadas las semanas álgidas, cuando el colorido alcanza su apoteosis, las hojas se mueren poco a poco para dejar paso a un invierno gélido donde la nieve oculta el paisaje y los colores desaparecen. El viaje en busca del fall foliage exige cierta previsión. Las fechas ideales para realizarlo son desde finales de septiembre, cuando el otoño entra oficialmente según marca el calendario, hasta noviembre, concretamente hasta el día de Acción de Gracias, festivo nacional en Estados Unidos que todos los años se celebra el tercer jueves de noviembre.

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Atentos los urbanitas. Para disfrutar de este escenario cromático no es obligatorio salir en busca de la naturaleza. Las ciudades en estas fechas también tienen su encanto particular, sobre todo los parques. Y quizá sea Central Park, en Nueva York, uno de esos paseos tan recomendables en otoño, con esos arces efervescentes. Washington D.C., donde en esta época el color de los árboles que adornan las calles convive con el gris del asfalto. O Boston, quizá la urbe más colorista de todos estos estados donde también abundan las casas recubiertas de hiedra, y ahora, cuando se tiñen de rojo son también un bello espectáculo. Hay fachadas más fotografiadas que los bosques, verdaderas obras de arte.