Situada en las faldas de la sierra Malagueña de Churriana, y frente al mar Mediterráneo, esta casa es un remolino de cultura y apuesta andaluza, con naturaleza propia de la tierra, muchos olivos, algunas chumberas, almendros y algarrobos, jazmines.

La casa dispone de una planta que visualmente aparecen enmarcadas en diferentes colores tanto en su fachada exterior como interior según cada época del año, y dispone de seiscientos metros cuadrados de superficie habitable.

En su ejecución se han utilizado materiales tradicionales, barro cocido para los suelos, carpintería de madera, azulejos artesanales, fuente de piedra.... Todo arropado por la luz natural que inunda todos los espacios, incluso la iluminación de sus centenarios olivos le dan prestancia a su total extensión que es de 1400 metros cuadrados Parte de la reforma, así como el proyecto de la piscina separada en la distancia de la casa y arropada por los olivos.

En los exteriores se despliega un paisajismo que tiene la suerte de contar con ejemplares bien maduros, de algarrobo, así como buganbilla, dama de noche, rosas, jazmines, lavandas y la planta por antonomasia de Andalucía, pilistras convierten el paseo por el jardín en una explosión de aromas y también de sonidos, grillos, chicharras, paloma torcaz, vencejos y en ocasiones a lo lejos perros de caza en su horas de comida.

Y en el horizonte, la sierra visible, así como el mar Mediterráneo que tiñe de azul las vistas. Un lugar idílico donde descansar y recuperar fuerzas, sin duda.